Actualmente atravesamos una época en la que la ecología está teniendo un protagonismo cada vez más importante. Los elementos tóxicos que anteriormente convivían con nosotros en la atmósfera y en la alimentación van eliminándose de nuestro entorno, dando pie a una vida más sana con innumerables beneficios en nuestra salud. No obstante, durante años, nuestro organismo ha estado empapándose de elementos químicos que, lejos de resultar ventajosos para nuestro organismo, han estado incidiendo de manera negativa. Las consecuencias son muchas, entre ellas, la infertilidad. Algunos estudios demuestran que la exposición a productos tóxicos tiene mucho que decir sobre la infertilidad, un problema cada vez más creciente en nuestra sociedad.
¿Qué productos tóxicos pueden estar afectando?
Encontramos una larga lista de productos tóxicos que pueden estar afectando a la buena salud de nuestra fertilidad. Algunos de ellos son, simplemente, sospechosos; otros tienen una relación demostrada. Los encontramos en diferentes lugares; los más habituales suelen ser el ambiente y la alimentación. Y aunque es cierto que actualmente algunos de ellos han dejado de usarse o se usan en mucha menor medida, la exposición que hemos tenido durante toda la vida a niveles altos ha podido crear mella en nuestro organismo.
Alimentos contaminados
La mayoría de los productos tóxicos que consumimos (o que hemos consumido a lo largo de nuestra vida) han estado presentes en la alimentación. Muchos de los ingredientes que usamos en nuestro día a día cuentan con elementos químicos en su composición, algunos de los cuales no resultan beneficiosos para nuestro organismo.
Es el caso de algunos pesticidas que se usan en el campo; si bien es cierto que en un primer momento pueden mejorar el estado de las cosechas, sus elementos aún permanecen cuando nos las comemos, por lo que pueden pasar fácilmente a nuestro organismo.
La OMS recomienda seguir una dieta equilibrada, en la que nuestro cuerpo reciba todos los elementos necesarios. Adquirir ingredientes ecológicos, o instalar en casa nuestro propio huerto, son medidas muy recomendables para optar por una alimentación sana y sin pesticidas ni otros elementos químicos que pueden resultar tóxicos para el cuerpo.
Otros elementos tóxicos
Además de encontrarse en los alimentos que comemos, los productos tóxicos pueden encontrarse en un sinfín de productos, muchos de ellos de uso muy habitual y que seguro tenemos por casa. Suavizantes, detergentes, colonias y perfumes, maquillaje, el agua que bebemos e incluso los tejidos de la ropa que llevamos.
La presencia de estos elementos en un gran abanico de productos de alta cotidianidad dificulta la no contaminación de nuestro organismo. En muchas ocasiones, desconocemos hasta que punto un producto que usamos todos los días puede ser perjudicial para nuestra fertilidad, y para nuestra salud en general.
¿Cómo se integran estas sustancias tóxicas en el cuerpo?
Estas sustancias tóxicas tienen una estructura muy parecida a la de las hormonas, por lo que el cuerpo las integra como si lo fueran. Con la exposición reiterada, el organismo sufre las consecuencias de su alto nivel de toxicidad. Aunque es cierto que estas consecuencias no son instantáneas ni tienen la misma incidencia en todas las personas, debemos tener en cuenta que durante mucho tiempo hemos podido estar en contacto con ellas, por lo que las consecuencias pueden estar acechándonos, mucho antes de descubrir el problema de la infertilidad.
La exposición a productos químicos tóxicos puede empezar desde la gestación, en función de la alimentación que recibía nuestra madre durante los 9 meses del embarazo. Aunque es cierto que ahora se están tomando medidas respecto a estos elementos, anteriormente se desconocían muchos de ellos, por lo que se desconoce hasta que punto hemos sido expuestos.
Los factores de riesgo personales pueden marcar la diferencia
La vulnerabilidad biológica personal puede marcar la diferencia en lo que respecta al nivel de afectación que ha tenido la exposición reiterada a los elementos químicos tóxicos. Esto puede explicar, por ejemplo, por qué dos personas con la misma exposición sufren consecuencias de intensidad diferente, o incluso por qué una de ellas es infértil y la otra no.
Las consecuencias de estos elementos químicos dependen de los factores de riesgo personales. Una persona que cuente con más factores de riesgo tiene más probabilidad de sufrir las consecuencias negativas, que otra persona que posea más factores de protección. No fumar ni abusar de otras drogas y llevar una alimentación sana y/o una vida activa, entre otros, pueden tener su peso a la hora de determinar los efectos negativos de sustancias tóxicas en el organismo. Tampoco debemos olvidarnos de la genética, cuyo papel es fundamental en la mayoría de los procesos de nuestro organismo.
¿Cómo afecta la exposición de elementos tóxicos a la infertilidad?
Los elementos tóxicos afectan a hombres y mujeres, pudiendo causar infertilidad masculina y femenina.
En mujeres, una de las consecuencias más observadas de la exposición a estos elementos tan perjudiciales es la creación de óvulos de peor calidad, lo que conllevaría a la dificultad para conseguir un embarazo y llevarlo a término.
En hombres, estos elementos químicos nocivos pueden producir problemas en la calidad del esperma; entre ellos, reducir la cantidad de espermatozoides por milímetro de líquido seminal, así como empeorar su movilidad a la hora de la eyaculación. Estas consecuencias dificultan el paso del semen por el escroto, su llegada al aparato reproductor femenino y la fecundación del óvulo.
En muchas ocasiones, la persona no es consciente de la mella que ha dejado la contaminación en su cuerpo hasta que descubre que posee verdaderos problemas para agrandar la familia por métodos naturales. Aunque en algunas ocasiones la infertilidad puede deberse a problemas estructurales de nuestro aparato reproductor, así como a enfermedades hereditarias, en otras ocasiones no encontramos explicación clara a esta imposibilidad, por lo que debemos plantear posibilidades como la exposición a estos elementos.
¿Qué podemos hacer para evitar estas consecuencias?
Es difícil llevar a cabo medidas individuales efectivas para evitar la exposición a productos tóxicos y sus nefastas consecuencias en nuestra fertilidad. Debemos tener en cuenta que estos elementos nos rodean, por lo que conviven con nosotros. Aunque algunos de ellos ya se han prohibido en algunos países, en otros pueden seguir vigentes.
No obstante, podemos realizar pequeñas acciones que nos permitan mejorar nuestra salud y evitar, en la medida de lo posible, producir altos índices de contaminación en el ambiente.
Pequeñas acciones que nos permiten mejorar nuestra salud
- Llevar a cabo una vida saludable
- Mejorar nuestra alimentación; llevar a cabo una alimentación saludable en la que las frutas y las verduras tengan un lugar fundamental en nuestros platos
- Evitar el sedentarismo: Mantener una buena actividad durante todo el día. No necesariamente implica realizar deporte extremo. Prescindir del automóvil y/o del transporte público y realizar nuestros paseos a pie puede ser una buena manera de conseguirlo.
Pequeñas acciones para rebajar el nivel de contaminación en el ambiente
La contaminación ambiental influye en nuestra salud. En ella pueden concentrarse muchos productos tóxicos que acceden a nuestro cuerpo mediante la respiración. Aunque algunos países están llevando a cabo medidas para paliar estos altos niveles de contaminación, nuestras acciones individuales resultan muy importantes para conseguirlo.
- Optar por una alimentación ecológica
- Reciclar los deshechos que generamos
- Optar por reducir el plástico que consumimos
- Prescindir de vehículos contaminantes y/u hacer uso de nuevos vehículos con bajos índices de contaminación.
Por todo ello, intentar llevar una vida lo más ecológica posible puede mejorar nuestra salud en general y nuestra fertilidad en particular. En caso de estar experimentando dificultades para conseguir un embarazo y querer beneficiarte de un plan personal a tu medida, fertilidadmasculina.org te ayuda a hacer realidad tu sueño en el menor tiempo posible.
