Si hablamos de fertilidad, necesariamente debemos hablar de las características del reloj biológico de la pareja. Sabemos que existe una franja de edad en la que la fertilidad se encuentra en su máximo esplendor; es entonces cuando conseguir un embarazo resulta tarea sencilla. O por lo menos, es más probable que en otros periodos. No obstante, nuestras posibilidades no solo se rigen por el reloj biológico de los componentes de la pareja. Muchos otros factores pueden estar incidiendo de manera determinada, con suficiente importancia como para adelantar o atrasar la materialización del deseo de ser padres.

Si comparamos los índices de natalidad de hace unos años a los actuales, encontramos diferencias muy significativas. Actualmente, la natalidad tiene índices menores; son muchas las parejas que deciden tener menos hijos. Encontramos, también, otros factores importantes; actualmente, y cada vez más, se retrasa la edad en la que nos convertimos en padres; lo hacemos mucho más tarde de lo que lo hicieron nuestros padres y/o abuelos. Esto, en muchas de las ocasiones, está propiciado por las características sociales, laborales y económicas que vivimos. Las dificultades laborales, las largas jornadas que se realizan y los impedimentos para conciliar vida personal con vida laboral no resultan favorables para muchas parejas, que ven frustrados sus deseos de aumentar la familia en un periodo corto y/o medio de tiempo.

Reloj biológico: ¿Mito o realidad?

Una de las consecuencias más inmediatas que posee este atraso de la edad de concebir es el desgaste del reloj biológico. Mientras esperamos a que se de el momento ideal, nuestros años fértiles pasan de manera silenciosa, lo que provoca dificultades para poder concebir, que descubriremos en el momento de ponernos a ello.

No obstante, son muchas las personas que, preocupadas por este paso del tiempo, se preguntan: ¿El reloj biológico masculino y femenino posee los mismos tiempos?. ¿Qué ocurre si uno de los dos componentes de la pareja es bastante más mayor que el otro?

Nuestra intención es despejar estas dudas y poder facilitar los datos necesarios para que la concepción de un embarazo se dé de manera planeada y segura, sin que para ello debamos lidiar con problemas de infertilidad asociados a la edad.

El reloj biológico femenino

No es ningún secreto. La capacidad fértil de la mujer es limitada en tiempo. Alrededor de los 20 años el cuerpo femenino está perfectamente preparado para concebir. Es por ello que pondrá todas sus atenciones y cuidados en conseguirlo.

No obstante, a partir de los 30 años, la fertilidad empieza a descender. A partir de los 35 años, cada óvulo no fecundado reduce de manera importante las probabilidades de darse un embarazo en el próximo ciclo, lo que demuestra que el reloj biológico femenino está llegando a su fin. Son muchas las mujeres que, llegadas a estas edades, se plantean congelar sus óvulos fértiles para poder postergar su maternidad al momento adecuado. Además, encontramos otras causas, no asociadas directamente con la edad, que pueden entorpecer la consecución de un embarazo, como practicar deporte intenso de manera habitual, llevar horarios irregulares o una gran exigencia física.

El reloj biológico masculino

Aunque es menos pronunciado que el de la mujer, el hombre también tiene su propio reloj biológico. No obstante, llegados a este punto, debemos desmentir una creencia bastante arraigada en la sociedad. El hombre no se vuelve infertil con los años, o por lo menos, no con la misma intensidad que la mujer. En un primer momento, no resulta concluyente en nuestro intento de ser padres que el hombre sea más mayor que la mujer. Es posible que su esperma siga siendo bueno, aunque cuente con más edad.

Es cierto que los hombres tienen, también, su mayor periodo de fertilidad. Este se sitúa entre los 20 y los 30 años. Es aquí cuando la consecución de un embarazo es mucho más fácil, sobre todo si los dos miembros de la pareja se encuentran dentro de este periodo. No obstante, cuando este periodo concluye y los años siguen pasando, el hombre se vuelve subfértil, pero no estéril; puede seguir concibiendo más allá de los 40 y de los 50, pues no existe menopausia masculina.

La subfertilidad se define como la dificultad de conseguir un embarazo, dejando un porcentaje a la esperanza. La esterilidad, por su parte, es la incapacidad o imposibilidad para tener un hijo.

Con los años, los hombres siguen fabricando espermatozoides. Aunque su fertilidad desciende poco a poco, no anulan por completo la posibilidad de concebir, como lo hace la esterilidad.

Esto es debido a las propias consecuencias físicas que produce el envejecimiento, además de los continuos acelerones de los ya frenéticos ritmos de vida que llevamos. El cansancio que acumula el organismo, su lentitud en los procesos, así como la exposición a la contaminación ambiental y nutricional, y el consumo de tóxicos como el alcohol o el tabaco son factores que dificultan, también, la perseveración de una buena fertilidad.

Consecuencias reales de un embarazo tardío

Desmontado el mito de que los hombres se acercan sigilosamente a la esterilidad a medida que van soplando velas, debemos hacer referencia a otras consecuencias producidas por la postergación de nuestro embarazo, que resultan ciertas. Así lo han demostrado diferentes estudios realizados a lo largo y ancho de diversos países, en los que se ha visto el alcance del paso del tiempo.

En concreto, se ha demostrado que aquellos embarazos creados a partir de espermatozoides de hombres mayores de 45 años tienen un mayor número de probabilidades de presentar complicaciones prenatales, problemas genéticos y diferentes enfermedades de diferente índole una vez nacidos. Entre ellos, existen más probabilidades de desarrollar trastornos bipolares, Trastornos del Espectro Autista y esquizofrenia, tanto en el niño como en su futura descendencia.

Diferencias en el desgaste del reloj biológico

Estos hallazgos nos informan de que, a pesar de lo que comúnmente se cree, el reloj biológico del hombre no resulta fulminante para la consecución de un embarazo, pero si que puede tener consecuencias en la tardanza para conseguir el embarazo, así como en la salud de nuestra familia. Por ello, la naturaleza aleja estos años de la facilidad para dar vida, como mecanismo de perseveración de la especie en condiciones óptimas.

No obstante, las dificultades laborales y de conciliación están retrasando cada vez más el embarazo y la consecuente paternidad, lo que nos lleva a lidiar con estos aspectos que la edad tardía nos ofrece a la hora de ponernos manos a la obra.

Fertilidadmasculina.org

La información es el mayor referente para poder encontrar las respuestas adecuadas a nuestras preguntas. Es por ello que se torna necesario encontrarla de manera sencilla. La edad, a su manera, también puede dejar entrever problemas de fertilidad. Es por ello que encontrar la ayuda natural que estamos buscando puede agilizar nuestro proceso de fecundación por métodos naturales, restando probabilidad de desarrollar trastornos mentales asociados a la no consecución del embarazo. En Fertilidadmasculina.org te ofrecemos las claves para poder aumentar la calidad del esperma, así como conocer los mejores suplementos de fertilidad masculina. Además, también podrás resolver tus dudas respecto a la preseveración de la fertilidad. Esta última opción puede ser la más adecuada si lo que queremos es postergar nuestro momento de ser padres con la total garantía de consecución, en el momento en que nosotros decidamos.