Aunque la infertilidad ha existido desde siempre, los datos que nos revelan las últimas investigaciones son muy esclarecedores: actualmente, los casos de infertilidad han aumentado de manera significativa, por lo que cada vez son más las parejas que se sorprenden de lo difícil que les resulta buscar un embarazo cuando deciden que ha llegado el momento de agrandar la familia. Sabemos que existen una serie de factores que pueden dificultar este proceso. La genética, diversas enfermedades y estilos de vida pueden estar causando este problema. El camino hacia la consecución de un embarazo puede ser largo, y en muchas ocasiones, cansado. El precio emocional que pagan muchas parejas a lo largo de esta andadura puede afectar a la relación de una manera significativa, y dificultar, todavía más, la consecución de este objetivo. ¿Cómo pueden afectar nuestras emociones y cómo podemos mejorarlas para mejorar esta relación?

¿Qué emociones negativas produce la infertilidad?

Pongámonos en situación: Una pareja decide que ha llegado el momento de concebir, y con gran ilusión, comienza la búsqueda. No obstante, el embarazo no termina de llegar y aparecen las primeras emociones negativas. Poco a poco, el desgaste emocional que genera no poder ver un test de embarazo con resultado positivo va siendo más grande, generando una ansiedad que dificulta, todavía más, su consecución. Su proceso cíclico aumenta, cada vez más, la intensidad de estas emociones. De esta manera, la pareja se adentra en una espiral que se retroalimenta de manera automática, y de la cual es muy difícil salir.

Entre las emociones que suscita la infertilidad resaltan el estrés y la ansiedad. El estrés genera cortisol, una hormona que modifica el estado normal de nuestro organismo y genera una serie de problemas, entre los cuales encontramos la infertilidad. La ansiedad, por su parte, provoca un estado de nerviosismo que modifica la función principal del hipotálamo (sistema regulador del ciclo menstrual), lo que afecta significativamente a los procesos internos de la mujer. Por ello, la mezcla de estas emociones puede alterar el ritmo regular de las ovulaciones y dificultar, en mayor medida, la gestación. Estos procesos psicológicos reducen la ovulación en un 20%, lo que afecta de manera significativa a la consecución de un embarazo.

En el cuerpo del hombre, estas emociones tampoco pasan desapercibidas. El nerviosismo que genera la espera eterna a la hora de poder conseguir el positivo reduce la cantidad de espermatozoides y afecta a la movilidad del líquido seminal, lo que afecta de manera significativa a la tarea de fecundación.

¿Cuánto se tarda en conseguir un embarazo?

Para evitar la proliferación de estas emociones, conviene conocer algunos datos sobre el tiempo de espera de consecución de un embarazo, así como los factores que pueden facilitarlo y/o dificultarlo. De esta manera, y gracias a los últimos estudios realizados, sabemos que:

  • El embarazo no siempre se consigue durante el primer mes de búsqueda, aun cuando nuestros intentos sean totalmente premeditados y coincidan con los días fértiles de la mujer. Aunque es cierto que el embarazo puede producirse de manera muy temprana, no es lo más habitual. La no consecución del embarazo en este momento no tiene por qué suponer problemas de infertilidad.
  • Aproximadamente un 90% de parejas consiguen el embarazo dentro del primer año de búsqueda, aunque esto no significa que su consecución vaya a ser pronta. Muchas de las parejas que lo consiguen al final de este periodo llevan a cabo un embarazo sano y sin problemas significativos. Por tanto, tardar hasta un año en ver el positivo puede considerarse normal, sin que ello implique la existencia de problemas gestacionales.
  • En caso de que la búsqueda se alargue más tiempo, la pareja puede buscar diferentes tipos de ayuda para conseguir el embarazo de manera natural, y si este no es posible, por vía artificial. Existen muchos caminos a los que recurrir, por lo que, muy posiblemente, terminemos consiguiendo ese embarazo tan esperado.

Consejos para sobrellevar el tiempo de espera de una manera sana y positiva

Se considera normal sentir algunas emociones disfuncionales a medida que esperamos un embarazo que no parece llegar. No obstante, tal y como hemos visto, estas emociones pueden dificultar todavía más su consecución y afectar a otras áreas de nuestra vida, como nuestra relación de pareja y/o nuestra autoestima. Debemos ser cautos y saber gestionar estos procesos psicológicos para que sus consecuencias no se conviertan en limitantes. Algunos de los consejos que nos pueden ayudar son los siguientes:

Crear expectativas reales

Aunque el embarazo puede producirse durante el primer mes de búsqueda, no es lo habitual. Conocer las estadísticas anteriormente comentadas puede transmitir tranquilidad a muchas parejas que aún se encuentran dentro del periodo normal de consecución del embarazo. De esta manera, evitamos que estas emociones negativas aparezcan antes de lo necesario, retrasando (e incluso evitando) así los problemas añadidos que pueden llevar a cabo.

Es importante comprender, además, la imposibilidad de alcanzar un control absoluto sobre los procesos de nuestro cuerpo. Es por ello que en ocasiones puede volverse complicado dar con los días fértiles, y esto puede dificultar la consecución del ansiado embarazo sin que ello suponga ningún problema de fertilidad. Incluso cuando nuestras relaciones sexuales sean premeditadas en función del calendario fértil, puede que nuestros cálculos no coincidan con el ritmo hormonal del cuerpo femenino.

No descuidar la relación de pareja

En muchas ocasiones, estas emociones negativas afectan a la relación de pareja. No poder conseguir un embarazo en función de nuestras expectativas puede crear la necesidad de buscar culpables entre los miembros de la pareja, o restar efectividad a su funcionamiento. A la larga, todos estos efectos pueden entorpecer la relación amorosa y familiar, pudiendo dar origen a diferentes crisis que pueden llegar a ser realmente difíciles de solucionar. Esto, a su vez, puede disminuir la frecuencia de relaciones sexuales, lo que afecta de manera directa a las posibilidades de fecundación.

Encontrar apoyo mutuo resulta fundamental para recorrer este camino juntos y unidos, fortaleciendo los pilares que sustentan la relación y la confianza entre los miembros de la pareja.

Acudir a un especialista

Si las emociones negativas son frecuentes y suponen un problema en nuestro día a día, será muy recomendable buscar ayuda profesional. Esto no solo nos ayudará a identificar que pensamientos están afectando a nuestro estado de ánimo; además, aprenderemos a gestionarlos de manera óptima, evitando así que ocasionen más dificultades a la hora de conseguir nuestros objetivos.  La ayuda profesional será clave para romper la espiral de emociones negativas provocadas por la infertilidad.

Los tratamientos de fertilidad pueden ser una opción muy recomendable. Si, además, existen problemas de relación derivados de estas dificultades, visitar a un especialista de salud mental supone, también, una buena decisión.

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