Les ocurre a muchas parejas. La infertilidad hace acto de presencia cuando, por fin, se deciden a agrandar la familia. Es entonces cuando se dan cuenta de que sus intentos por conseguir un embarazo no producen los frutos deseados, dando lugar a un torrente de emociones negativas entre las que destacan la preocupación y el sentimiento de culpa.

Y es que, lejos de lo que a priori puede parecer, conseguir un embarazo no siempre es sencillo. Actualmente, un 15% de las parejas sufre problemas de fertilidad, retrasando significativamente sus planes de ser padres. Tras un año sin frutos, en los que se ha mantenido relaciones sexuales estables y sin protección, llega el momento de buscar respuestas a nuestras preguntas. Es entonces cuando la consulta de un médico es el lugar más apropiado para iniciar el camino que nos impulse a conocer el porqué de esta incapacidad por vías naturales.

Aunque la fertilidad es más común que la infertilidad, no es sencilla. Supone un entresijo de diferentes factores que analizamos a continuación. Conocer estos factores puede hacernos entender exactamente que necesita la fertilidad para hacer acto de presencia y concedernos, así, nuestro deseo más preciado: conseguir un embarazo a término y ser padres.

4 factores sobre la fertilidad que probablemente no sabías

1-La edad… importa

La edad y su relación con la fertilidad es un tema controvertido. En general, son muchos los estudios que nos dicen que la edad de la mujer afecta para poder conseguir un embarazo a término. En este sentido, la edad ideal para quedarse embarazada corresponde a la década de los 20 años (esto es entre los 20 y los 30), pues el cuerpo femenino está más receptivo y los óvulos que fabrica con abundantes y de mayor calidad. A partir de los 30, la reserva ovárica disminuye drásticamente a medida que soplamos velas, lo que complica la consecución de un embarazo.

Si hablamos de los hombres, la edad varía bastante. Algunas personas aseguran que el esperma no pierde calidad con los años, no obstante, diferentes investigaciones afirman que si que lo hace. La buena noticia es que su calidad dura mucho más que la calidad ovárica, lo que explica que un hombre pueda convertirse en padre a edades más avanzadas.

2-El estilo de vida puede ser determinante

El estilo de vida es crucial para mantener una buena salud. En muchas ocasiones, esta buena salud repercute positivamente en nuestro sistema reproductor, haciéndolo más receptivo. Es por ello que mantener una dieta equilibrada y realizar ejercicio son dos pilares básicos para conseguir un mejor esperma y preparar nuestro cuerpo para el embarazo. Con el plan individual de fertilidad que te ofrece Fertilidadmasculina.org, puedes encontrar 12 recetas y un plan de comidas gratis para ayudar a nuestro organismo a ello.

3-¿La ropa que usamos afecta a la fertilidad?

A pesar de lo que pueda parecer, ¡sí! La ropa que llevamos en la zona de nuestros testículos puede impedir que nuestra fertilidad sea óptima. En especial la ropa apretada puede producir un roce molesto que, con el paso del tiempo, puede afectar a la calidad de los espermatozoides. Es por ello que resulta muy conveniente usar ropa holgada que permita libertad de movimientos. Lo mismo ocurre con las prácticas en las que esta zona roza constantemente con algún objeto, como puede ser la práctica habitual de ciclismo y/u otros deportes parecidos.

4-¿La infertilidad se hereda?

Aunque no todos los tipos de infertilidad se heredan, aquellos producidos por enfermedades heredables si que pueden transmitirse de generación en generación. Es por ello que la salud de nuestros padres puede tener mucho que decir sobre nuestra salud, y en especial, sobre nuestra fertilidad.

Estos factores pretenden ofrecer un rayo de luz a muchas parejas cuyo embarazo se esté haciendo de rogar. Conocerlos puede ayudarles a recorrer este camino que, en ocasiones, puede tornarse demasiado complicado. Mediante la alimentación y los buenos hábitos de vida podemos conseguir los cambios necesarios en nuestro organismo para que éste sea un lugar seguro para nuestro futuro embrión.